Uno de los elementos que caracterizan el proceso de urbanización mundial es el incremento de la segregación social en el espacio, con tendencias discriminatorias hacia los grupos sociales desfavorecidos.
Esta dinámica se presenta con especial incidencia en las ciudades latinoamericanas donde la desigualdad económica y la fragmentación espacial profundizan la exclusión social. Los procesos de segregación residencial en la región son generados mayoritariamente por causas socio-económicas.
Las ciudades turísticas de litoral en México se estructuran para la vivencia de los turistas, donde la experiencia se desenvuelve en un espacio cuidadosamente organizado con el objetivo de cumplir con los imaginarios lúdicos y atraer a los visitantes. En esta dinámica, se ha impuesto una frontera invisible que separa a los residentes locales de la costa y los atractivos turísticos. Ello se muestra en Puerto Vallarta, Jalisco, donde la estructuración urbana alienta la división entre el espacio turístico y aquel que no lo es.